SAN VICENTE FERRER


PREDICADOR DE LA CONVERSIÓN

5 de abril


Recordamos y veneramos a San Vicente Ferrer, un gran predicador y testigo de Cristo, que no le importó anunciar la verdad con dignidad y entereza, en él se cumple el mandato del Señor en ir por todos los lugares y anunciar el Evangelio, la conversión de los pecados.

Vicente Ferrer nace en Valencia, 23 de enero de 1350 y muere en Vannes, 5 de abril de 1419, , fue un dominico español, taumaturgo, predicador, lógico y filósofo. Es el patrón principal de la Comunitat Valenciana. Es un santo muy apreciado en la mayoría de los lugares que recorrió en sus muchos viajes de predicación. Ahora me da la impresión que muchos de sus devotos no han escuchado la contundencia de sus sermones.

Conocido cariñosamente como “Sant Vicent el del ditet”, debido a que, según leyendas populares, logró varios milagros alzando su dedo índice, siendo así representado en su iconografía, también se dice que era por la contundencia de sus predicaciones, como si aleccionara.

Asimismo, en sus predicaciones por diversas ciudades de Europa, era seguido por multitudes que lo acompañaban en sus itinerarios, entre ellas un séquito de flagelantes que se azotaban las espaldas como purga de sus pecados. Solía viajar subido sobre un asno y se alojaba en los conventos de dominicos.

Muy importante fue su activa y decidida participación en el Compromiso de Caspe, en donde fue elegido como rey de Aragón Fernando de Antequera, de la dinastía Trastamara. H.

«Su palabra es tan viva y tan penetrante, que inflama, como una tea encendida, los corazones más fríos».

Aunque los sermones que nos han llegado no estuvieron escritos por su autor, sino que son obra de seguidores que, mientras hablaba, los copiaban a mano, parece ser que la esencia de los mismos ha permanecido.

Generalmente se basaba en la festividad del día, sobre todo en los Evangelios de la misa correspondiente, lo que no le impedía atacar con dureza las injusticias y los vicios sociales, las desviaciones y todo aquello que se alejaba de la doctrina. Como es de suponer, utilizaba los elementos propios de los predicadores medievales, entre los cuales no faltaba un cierto tremendismo y un calculado catastrofismo, con determinado aire apocalíptico que alertaba de la proximidad de la conclusión del mundo y su consecuente juicio final. De alguna manera alertaba de las consecuencias del pecado y que cayéramos en la cuenta de nuestro paso temporal por este mundo, por eso una llamada continua a la conversión.

También cuenta la tradición que se hacía acompañar por un grupo de flagelantes para purgar sus pecados y los del pueblo.

También tiene mucha relevancia las representaciones que se realizan durante las fiestas patronales del santo y siempre tienen como pieza argumental algún milagro. Entre las características de las representaciones se encuentran que están protagonizadas por niños (carácter infantil), poseen un interés monográfico por la figura de San Vicente Ferrer y en ellas se presenta el tema religioso con aire de exaltación cívica.

Veneremos a San Vicente, por la fuerza de sus palabras, por sus milagros y por su fidelidad a la verdad del Evangelio.

Javier Abad Chismol

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